Plazas de Toros en la Provincia de Córdoba

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Author
Pérez Algaba, Carlos
Director/es
Jordano Barbudo, M. ÁngelesMéndez-Sánchez, Aniceto
Publisher
Universidad de Córdoba, UCOPressDate
2025Subject
Plaza de torosArquitectura taurina
Coso
Reales Maestranzas de Caballería
Tauromaquia
Patrimonio histórico
Córdoba (España)
Bullring
Bullfigthing arquitecture
Bullfigthing
Historical heritage
Cordoba (Spain)
METS:
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Si hoy en día la cultura hispana cuenta con todo un sinfín de complejos arquitectónicos dedicados a la lidia, se debe a que nuestro ecosistema cuenta con un animal único en el mundo, el toro bravo. Como otras especies, su existencia es el reflejo de un largo camino cuyo punto de partida está en las castas fundacionales y el estamento nobiliario como conductor de esta empresa; un proyecto que comenzó gracias al desarrollo del fenómeno taurino. A pesar de las muchas explicaciones que se han intentado dar en torno a la devoción popular por los festejos de toros, fue la dinastía de los Austrias y su política interior con respecto a la administración de los realengos y la creación de puestos de notoria importancia recayentes en el estamento nobiliario, la responsable de ello. La fiesta y, más concretamente, las corridas de toros se establecen como expresión del poder real. Estas se llevarán a cabo para honrar a monarcas y personalidades de notable poder. Con la nueva dinastía Borbónica y el proceso ilustrado de principios del siglo XVIII, la tauromaquia experimenta un proceso de profesionalización y definición como respuesta a las ofensivas catalogadas de prohibicionistas, que venían a regular el libre albedrío y festejos improvisados que se desarrollaban en torno al toro con la población como protagonista en las calles de diferentes ciudades del reino. Una vez se erige la primera plaza de toros que cuenta con estas características, la Plaza de Toros de la Puerta de Alcalá (1749-1874) en Madrid, son las corporaciones maestrantes las que construyen sus propios cosos con el fin de autofinanciarse. Modelo de gestión que servirá como referente para órdenes religiosas y ayuntamientos, los cuales también se servirán de las corridas de toros para conseguir fondos, lo que se vio reflejado en la provincia mediante una sucesión de plazas desmontables que se edificaron, primeramente, en el Campo de la Merced de la capital cordobesa durante finales del siglo XVIII y principios del siglo XIX, seguidas de las que les sucedieron repartidas por la provincia. La ingente cantidad de capital necesario para que las plazas fueran construidas hizo necesaria la creación de sociedades encargadas de su gestión y construcción, lo que dio lugar a un auge arquitectónico por el que, solo en España, se pasaría a contar con más de 100 plazas de toros a principios del siglo XX. Así, este fenómeno se refleja en Córdoba capital con la construcción del coso de los Tejares, y en la provincia con la Plaza de Toros de Cabra y otras tantas. Finalmente, el peso que va a tener la figura del matador, no solo en la lidia y en los aspectos que la regulan, sino en la sociedad española en general, llevará a la arquitectura taurina a su etapa de mayor apogeo con la creación de la plaza monumental. Si bien en Córdoba se reflejó de forma tardía con la edificación del Coso de los Califas, muchos de sus municipios adoptaron un modelo arquitectónico de menores dimensiones con el fin de albergar estos festejos, pero también otros espectáculos y un sinfín de actividades culturales. The contemporary Hispanic culture's abundance of architectural complexes dedicated to bullfighting can be attributed to the presence of a unique animal: the fighting bull. This species, like others, represents a historical journey that began with the foundational castes and the nobility's leadership in this enterprise. This project emerged from the evolution of the bullfighting phenomenon. Although numerous explanations have been proposed for the public's devotion to bullfighting events, it was the Habsburg dynasty's internal policies concerning the administration of royal lands and other significant positions through the nobility that rendered bull festivities, and consequently bullfights, as expressions of royal power. These events were thus organized to honor monarchs and other influential figures. With the rise of the Bourbon dynasty and the Enlightenment in the early 18th century, bullfighting underwent a process of professionalization in response to prohibitionist movements aimed at regulating spontaneous bull-related festivities in the streets of various cities. Bullrings were established as venues designed to safely accommodate the public while allowing bullfighters to engage with the cattle. Once the first bullring meeting these criteria was constructed, such as the Puerta de Alcalá bullring (1749-1874) in Madrid, maestranza corporations began building their own bullrings to self-finance their activities. This management model inspired religious orders and city councils to employ bullfights as fundraising events, utilizing removable bullrings that were erected in the Campo de la Merced from the late 18th to early 19th centuries. This architectural boom, fueled by the substantial capital required for bullring construction, led to the establishment of societies responsible for their management and construction. By the early 20th century, Spain alone boasted over 100 bullrings, including the Tejares bullring, Cabra bullring, and many others. Ultimately, the influence of the bullfighter's figure extended beyond bullfighting to impact Spanish society, elevating bullfighting architecture to its zenith with monumental bullrings. Although this development occurred belatedly in the province of Córdoba with the construction of the Califas bullring, many municipalities adopted smaller-scale architecture to accommodate bullfighting, alongside other spectacles and a plethora of cultural activities.