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dc.contributor.advisorFernández-Crehuet Navajas, Rafael
dc.contributor.advisorDíaz Molina, Carmen
dc.contributor.authorBarranco Quintana, José Luis
dc.date.accessioned2016-02-04T12:50:26Z
dc.date.available2016-02-04T12:50:26Z
dc.date.issued2016
dc.identifier.urihttp://hdl.handle.net/10396/13222
dc.description.abstractHoy en día, las enfermedades de Alzheimer (EA) y Parkinson (EP) representan las dos enfermedades neurodegenerativas más prevalentes, siendo importantes no sólo por su incidencia y prevalencia sino también por las limitaciones cognitivas y funcionales que a los afectados les supone, además del importante gasto en recursos humanos y económicos que acarrean. La esperanza de vida y el consecuente envejecimiento de la población, hacen que los casos se incrementen, llegando algunos autores a considerar que estas enfermedades supondrán en el año 2040, la segunda causa de muerte a nivel mundial, sobrepasando incluso al cáncer. Por otro lado, el café es la sustancia activadora del comportamiento humano más ampliamente consumida en el Mundo Occidental, encontrándose su ingesta plénamente integrada en nuestra dieta. Se ha intentado relacionar su consumo a una mayor incidencia de enfermedades coronarias, a un aumento de la presión arterial, como factor protector de enfermedades neurodegenerativas, incluso como una droga de abuso, si bien las conclusiones a las que llegan estos estudios han sido contradictorias. Se trata de enfermedades muy desconocidas para la población en general, que generan gran miedo e incertidumbre, y en las que la implicación de la familia es muy importante. Además desde el punto de vista médico, si bien hay factores etiológicos muy bien definidos, hay otros en los que no queda nada clara su implicación en el proceso (café, estrógenos, antinflamatorios no esteroideos...). Por lo tanto, el estudio de esta asociación entre el consumo de café y las EA y EP puede ayudar a la comunidad científica a conocer mejor los mecanismos implicados en el desarrollo posterior de dichas enfermedades e incluso propiciar posibles vías futuras de prevención. A día de hoy, desconocemos cómo el café podría proteger de la demencia, pero hay varias hipótesis que podrían explicar esta asociación. Investigaciones científicas revelan que, a pesar de que hay un cúmulo de factores genéticos, ambientales e incluso de hábitos personales que influyen en la salud y en ciertas patologías, el consumo de café podría disminuir el riesgo de padecer Alzheimer en la tercera edad y de padecer la enfermedad de Parkinson, si se consume diariamente de forma moderada. Clásicamente. este efecto protector se ha considerado que podría deberse a la cafeína, pero también a otros constituyentes del café distintos de la cafeína (100 mg por taza) ya que el efecto protector también se encuentra en el café descafeinado, aunque menos intenso, en los estudios que lo evaluaron. Posiblemente, la relación entre el consumo de café y Alzheimer y Parkinson esté condicionada, no sólo por la presencia de sustancias bioactivas en el café, sino también por la forma de prepararlo (hervido, expreso, instantáneo, natural o torrefacto), y por otros hábitos dietéticos. (Los bebedores de café además son fumadores).es_ES
dc.format.mimetypeapplication/pdfes_ES
dc.language.isospaes_ES
dc.publisherUniversidad de Córdoba, UCOPresses_ES
dc.rightshttps://creativecommons.org/licenses/by-nc-nd/4.0/es_ES
dc.subjectEnfermedad de Parkinsones_ES
dc.subjectEnfermedad de Alzheimeres_ES
dc.subjectCafées_ES
dc.subjectConsumoes_ES
dc.subjectEfecto protectores_ES
dc.titleEnfermedad de alzheimer, parkinson y café: revisión sistemáticaes_ES
dc.typeinfo:eu-repo/semantics/doctoralThesises_ES
dc.rights.accessRightsinfo:eu-repo/semantics/openAccesses_ES


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