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dc.contributor.advisorJiménez Salcedo, Carmen
dc.contributor.authorCoco, María
dc.date.accessioned2022-09-22T07:12:27Z
dc.date.available2022-09-22T07:12:27Z
dc.date.issued2022
dc.identifier.urihttp://hdl.handle.net/10396/23955
dc.description.abstractEn los últimos decenios, Italia y toda Europa, como país de emigración, se ha convertido cada vez más en país de inmigración, haciendo emerger así un pasado latente que Italia comparte con la mayor parte de las demás poblaciones mundiales, pero que hoy, Más que nunca, también como consecuencia de la globalización, hace que las calles y las plazas de cada país del mundo cuenten la presencia cada vez más consistente y visible de ciudadanos extranjeros. Para comprender mejor el fenómeno migratorio, parece oportuno considerar la relación que se crea en el interior de cada país de acogida entre el extranjero y el acogedor y, por tanto, es necesario aclarar una al menos opinable sinónimo entre el término inmigrante y el inmigrante. En el pasado, en muchos países europeos y en todo el mundo, la emigración nació de la necesidad de salir de su país de origen para ir a “hacer fortuna” en otros países más ricos donde las posibilidades de trabajo parecían más propicias. Las dos grandes guerras fueron el resorte principal de la emigración europea y mundial y también Italia, no España porque lo recordamos, aún bajo el régimen del General Franco, experimentó los aspectos vinculados a la movilidad en salida y en entrada del País: de estos flujos ha quedado rastro en la sociedad desde un punto de vista demográfico, social, de memoria colectiva pero también jurídico. Nuestro país, como afirma Cesareo , es desde su unificación, una tierra de emigración, pero también de inmigración, aunque, hasta hoy, el número de italianos que deciden ir al extranjero está de nuevo en aumento. Según algunas estimaciones oficiales, el fenómeno de la emigración desde la Península Italiana y desde España no sólo no se ha agotado, sino que da un valor medio de unos 50000 salidas cada año. Además, con respecto a las emigraciones del pasado, ha cambiado de forma, devolviendo un f Los inmigrantes llegan a las costas españolas e italianas para luego transitar, si no hay condiciones, hacia los otros países europeos que representa el paraíso desde el punto de vista laboral y condiciones de vida. Sin embargo, este fenómeno se observa desde la segunda mitad de los años setenta del siglo XX, período durante el cual la emigración, entendida como gran éxodo de mano de obra, Se reduce drásticamente y cede el paso a la nueva movilidad de trabajadores más cualificados que en el pasado, técnicos, empresarios, etc. Por último, esta nueva tendencia, entre los años ochenta y noventa, se consolida y se enriquece aún más gracias a los nuevos cambios que se producen en el país y en el contexto europeo. Estas son las décadas en que aumenta la movilidad de estudiantes e investigadores, que se abren a las fronteras de la Europa Unida, aprovechando al máximo las ventajas que esta nueva condición puede ofrecerles, tanto en términos profesionales como de experiencia personal. En los últimos años, cómplice de las dificultades encontradas en el mercado de trabajo interno, Italia, además de dejar de ser un destino atractivo para los inmigrantes como no lo era desde hacía una década, ve un aumento del número de compatriotas, (jóvenes en particular) que deciden abandonar el país e ir a otro lugar. A menudo también se dan casos de migración entre países europeos y esto es lo que ocurre, por ejemplo, entre Italia y España y otros países. Según el Registro Civil de los Italianos Residentes en el Extranjero (Aire) del Ministerio del Interior en efecto, a 1 de enero de 2013 los ciudadanos italianos residentes fuera de las fronteras nacionales se aumentan a la vista (eran uniformes a 4.341.156), o sea el equivalente del 7,3% del total de la población italiana residente en el territorio nacional.resco del panorama migratorio diferente de lo que se había producido anteriormente. Este porcentaje ha aumentado de manera exorbitante en los últimos diez años, durante los cuales no sólo los jóvenes, sino también los pensionistas, han abandonado Italia para irse a vivir a España o, mejor aún, a Portugal, disfrutando de mejores condiciones económicas de vida. Este dato registra un aumento, con relación a los primeros años de 2010, es también la evidencia numérica que da cuenta de un aumento global de la dimensión de este fenómeno. Se trata de una situación que, sin duda, se refleja en la difícil coyuntura económica - social de los dos países, pero que está, igualmente, vinculada a otras motivaciones que van más allá de la pura razón económica. Las llegadas debidas a los flujos migratorios, si bien se han ralentizado en Italia por la política anti migración llevada a cabo en los últimos años y modificada en los últimos meses a causa de la pandemia mundial, ha empujado a las nuevas masas hacia otros países europeos, entre ellos España. Nuestra tarea será analizar las características y el impacto que el fenómeno mismo produce en su continuidad en la diversidad de los dos países en comparación. El presente trabajo tiene por objeto analizar las modalidades, los supuestos y las motivaciones que subyacen a las emigraciones contemporáneas, prestando especial atención al aspecto de la autoproclamación de la trayectoria migratoria y de las motivaciones que han apoyado esta elección. Este análisis es introducido en primer lugar por la presentación de las diferentes realidades histórico-políticas entre los dos países en comparación, para luego evaluar las características de las opciones políticas aplicadas por los mismos, así como la gestión del fenómeno y sus relativos itinerarios y, por último, evaluar las cuestiones relacionadas con el futuro de este fenómeno. A raíz de las consideraciones anteriormente expuestas, el análisis de las etapas del fenómeno migratorio a partir del cual comienza este recorrido, que tiene, por tanto, por objeto esbozar las principales características en términos de causas, los destinos e impacto en el sistema nacional de flujos migratorios a lo largo de los siglos. Dado que el fenómeno tiene raíces lejanas en el tiempo, se ha procedido con un examen de las principales características que el fenómeno ha asumido durante la Edad moderna y contemporánea. Sobre esta última fase, por razones de proximidad temporal, se ha profundizado más, analizando más en detalle las características y los flujos que la han caracterizado. Partiendo de la época romana, a la que es preciso aludir, en particular, el estudio de la emigración en la Edad contemporánea se ha llevado a cabo sobre la base de una convencional subdivisión histórica en cuatro fases, desde la época post unitaria hasta los años setenta del siglo XX. La intención ha sido poner de relieve las características y los cambios que se han producido en las décadas, también en vista de los cambios que se han producido en el contexto nacional e internacional. Este enfoque del estudio de la emigración tiene por objeto analizar, en una óptica de continuidad, los principales flujos, las motivaciones y las repercusiones en el territorio nacional e internacional provocadas por estos desplazamientos. Por este motivo, resulta interesante analizar cómo están preparando a dos importantes países europeos, España e Italia, aunque con historias profundamente diferentes, para incluir en el Estado nacional, cada vez más minado en sus bases, un número cada vez mayor de extranjeros y a realizar una convivencia pacífica entre diferentes etnias. Ambos países, el primer país de antigua inmigración, el segundo nuevo, han tenido un papel importante en la historia de las migraciones internacionales, pero en dos momentos diferentes, la comparación entre ellos servirá, La Comisión de Asuntos Económicos y Monetarios y de Política Industrial, Empleo y Asuntos Sociales, por su parte, ha presentado una propuesta de resolución en la que pide a la Comisión y a los Estados miembros que adopten las medidas necesarias para que las políticas de inmigración tengan en cuenta las diferencias y los aspectos comunes de las políticas migratorias. El interés de la comparación se debe a la constatación de que, hoy en día, las migraciones han asumido un papel fundamental en la escena mundial, especialmente en lo que se refiere a los aspectos demográficos y económicos. España e Italia, a pesar de su diversidad, se enfrentan actualmente a la necesidad de encontrar soluciones comunes, ya que ambos se ven afectados por estos problemas. Sin embargo, subsisten profundas diferencias, determinadas por el hecho de que España ha asumido en el tiempo una política asimilacionista, naturalizando a sus extranjeros y concediéndoles los mismos derechos civiles y políticos; Italia, por el contrario, ha abandonado un largo pasado de país de emigración, Todavía no está seguro de su potencia económica, ha vacilado en aplicar políticas de integración, aunque, en los últimos años, parece haber intuido las enormes potencialidades que hay detrás de la afluencia de extranjeros. Los análisis de los flujos migratorios que afectan a estos dos países revelan el profundo cambio que se ha producido desde la guerra. Italia, junto con otros países de la Europa mediterránea, como España y Grecia, se ha convertido en país de inmigración; las recientes oleadas migratorias han encontrado en estos países salidas fáciles por la falta de normativas relativas a la inmigración. Sólo recientemente, como consecuencia de los cambios ideológicos políticos de ambos países, dictados muy probablemente también por la necesidad que presentan, se ha impuesto una gran restricción a estos nuevos flujos migratorios que está provocando nuevos problemas relacionados con el alojamiento y la distribución de los mismos dentro de Europa, que a menudo no acepta la presencia de inmigrantes extranjeros. Será mi tarea, “pasear” entre la situación real y la normativa de los dos países para compararlos. El objetivo de este trabajo es comparar, aunque de forma indirecta, las políticas migratorias aplicadas en ambos países y, además, abordar algunos aspectos relacionados con la integración de los inmigrantes en un intento de identificar las principales áreas problemáticas, que se derivan de la aplicación de las diferentes leyes en la materia. Las políticas migratorias son el instrumento que permite regular y no sufrir las migraciones; por desgracia, ambos países han tardado en formularlas y, de este modo, han provocado una afluencia desordenada y no protegida por ningún derecho ni, mucho menos, regulada por ningún deber. Así se creó el problema de los flujos irregulares que han provocado las alarmas sociales en las distintas sociedades. Hoy, afortunadamente, a la luz de ambas experiencias, se observa una mejora del tratamiento de los extranjeros, sobre todo en lo que respecta a los menores. El campo en el que son más evidentes los esfuerzos por una progresiva integración es, de hecho, precisamente el de la escuela; queda mucho por hacer, en cambio, en materia de vivienda, sanitaria y del tratamiento de los refugiados.es_ES
dc.format.mimetypeapplication/pdfes_ES
dc.language.isoitaes_ES
dc.publisherUniversidad de Córdoba, UCOPresses_ES
dc.rightshttps://creativecommons.org/licenses/by-nc-nd/4.0/es_ES
dc.subjectPolíticas públicases_ES
dc.subjectPolíticas migratoriases_ES
dc.subjectInmigraciónes_ES
dc.subjectEmigraciónes_ES
dc.subjectMigraciones internacionaleses_ES
dc.subjectFlujos migratorioses_ES
dc.subjectItaliaes_ES
dc.subjectEspañaes_ES
dc.titlePolíticas migratorias en Italia y España: Dos países en comparación (Punto de vista romanista)es_ES
dc.title.alternativeMigration policies in Italy and Spain: Two countries in comparison (Romanist point of view)es_ES
dc.typeinfo:eu-repo/semantics/doctoralThesises_ES
dc.rights.accessRightsinfo:eu-repo/semantics/openAccesses_ES


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