La competencia social y digital en la etapa de Educación Primaria: evaluación y análisis

Abstract

Las competencias clave son una pieza fundamental e indispensable en la sociedad actual, haciendo que el aprendizaje dentro de los centros educativos no se someta únicamente a retener una serie de conceptos teóricos, sino a impulsar a que el alumnado utilice ese conocimiento en su vida diaria. Para poder llevar a cabo este propósito, el profesorado asigna una serie de proyectos, tareas, retos y situaciones de aprendizaje, donde el alumnado tiene que poner en práctica todo lo aprendido y poder medir la adquisición de la competencia de estudio. Dos de las competencias clave más importantes en la etapa de Educación Primaria son la Competencia Digital y la Competencia Social, foco de este estudio. Puntualizar que la Competencia Social actualmente se desglosa en dos competencias, según la actual ley educativa en España, LOMLOE: la Competencia personal, social y de aprender a aprender y la Competencia ciudadana. La evaluación de las competencias clave supone un reto para el docente, ya que no se especifica una metodología precisa para medirlas. Esta tesis pretende dar respuesta a esta dificultad, facilitando un instrumento de elaboración propia para la medición de la Competencia Social, denominado “Instrumento de Competencia Social” (ICS); y validar la adaptación del instrumento “Technology Acceptance Model” (TAM) de David (1989), para medir la Competencia Digital del alumnado de 5º y 6º de Educación Primaria. Para este cometido, se concretaron como objetivos (1) la validación del ICS para medir la Competencia Social; (2) la validación del instrumento TAM adaptado para el alumnado de 9 a 12 años; (3) explorar la relación de ambas competencias con el año de muestra recogido en dos tiempos (2019 y 2021), el curso y el sexo; y por último, (4) explorar la relación entre ambas competencias. Para comenzar el estudio, se envió el ICS a una revisión de comité de expertos para que indicaran el rango de relevancia y de adecuación de los ítems que lo componen. Tras su valoración positiva y los cambios oportunos, se dio paso al proceso de recogida. Primero se elaboró un modelo de evaluación al comité Ético de Investigación con Humanos (CEIH) para la aprobación del proyecto, tras su consentimiento se envió un comunicado de participación a los centros escolares de la campiña de Córdoba, donde se garantizaba la voluntariedad, la confidencialidad de datos y el anonimato del alumnado de 5º y de 6º de Educación Primaria que participara en el estudio. Tras las respuestas, se dio paso a la recogida de datos de la muestra, siendo un estudio ex post facto con un muestreo de tipo incidental. Debido al periodo de pandemia vivido en 2019-2020, el estudio se realizó en dos tiempos, participando en 2019 un total de 170 discentes de centros de Córdoba capital, de los cuales 61% fueron chicos y 39% fueron chicas, con una edad media de 11.05 (dt=.775) y en 2021 un total de 168 escolares de los mismos centros de Córdoba, de los cuales 62% fueron chicos y 38% fueron chicas, con una edad media de 11.09 años (dt=.668). Una vez recolectados los datos, se utilizaron los programas SPSS 25, para realizar el análisis de fiabilidad y el análisis factorial exploratorio, y el programa estadístico EQS en su versión 6.1 para los análisis factoriales confirmatorios. Tras analizar los datos obtenidos, nos decantamos por el modelo de 3 dimensiones del ICS, distribuido en: Conocimiento competencial, Habilidad competencial y Actitud competencial, ya que adquiría óptimos valores psicométricos, seguía el principio de parsimonia y ajustaba con el modelo teórico. Respecto al instrumento TAM, los resultados designaron un mejor ajuste en dos dimensiones: Utilidad y Disfrute, siendo estas dos escalas similares a las que Davis (1989) estableció en el inicio del TAM: Utilidad y Facilidad de uso. Respecto a los resultados de exploración de las competencias con el año de la muestra, el curso y el sexo, se pudo concluir que no existen diferencias estadísticamente significativas competenciales entre ambos años de muestra (2019 y 2021), años que coincidieron antes y después del COVID-19, aunque si se puedo observar que las medias de ambas competencias habían disminuido entre el año 2019 y el 2021. También se pudo contemplar que no existen diferencias entre los cursos de 5º y 6º de primaria pero que si existen diferencias entre los alumnos y las alumnas de estos cursos, donde las chicas destacaban en las dimensiones de Utilidad y Disfrute de la Competencia Digital y donde adquirían mayores valores en las dimensiones de Actitud Competencial y de Habilidad Competencial dentro de la Competencia Social, aunque estas dos últimas sin valores estadísticamente significativos. Por último, los resultados mostraron que entre ambas competencias existe una correlación directa y positiva. Tras los resultados, se pudo concluir que ambos instrumentos son adecuados y fiables a la hora de medir la Competencia Social y la Competencia Digital respectivamente, al final de la etapa de Educación Primaria, proponiendo una metodología de evaluación educativa en dos fases: 1º al comenzar 5º de primaria, y finalmente al acabar 6º, ya que estos cursos forman parte del mismo ciclo y según los resultados, no se presentan diferencias estadísticamente significativas entre ambos. Respecto al año de recogida de muestra nos sorprendieron esos resultados, ya que no esperábamos que las medias de ambas competencias se postularan en el valor de “Baja competencia”, al igual que no esperábamos encontrar diferencias entre sexo en estas edades, donde las chicos presentan valores algo superiores a las chicas en la competencia Social, salvo en la habilidad y en la actitud social, y las chicas destacando a nivel de Competencia Digital, haciendo un uso más responsable de las TIC, ya que parecen comprender en mejor medida la ventaja que ofertan estas herramientas para el aprendizaje. Además de medir la Competencia Social y Digital del alumnado, los instrumentos permiten otras implicaciones educativas relacionadas con estas competencias, como por ejemplo: identificar las necesidades educativas específicas de estudiantes a nivel social o digital, la evaluación del plan de estudio en la formación por competencias o la colaboración entre docentes y estudiantes, involucrando a los discentes en el proceso de evaluación de su propia competencia.